Rosa

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viernes, 5 de agosto de 2011

La crisis del sistema y de los valores.

En estos días estivales de descanso merecido, en los cuales parece que todo se queda parado, es gratificante encontrar en los mermados periódicos, artículos como el que ayer firmaba D Santiago Carrillo titulado "¿Por qué no reformar los mercados?" en la edición del 4 de agosto del diario El País. Sinceramente, creo que no se puede sintetizar de una forma más clara y concluyente, una lectura no sólo del derrumbe económico sino del derrumbe de las bases de nuestra democracia de valores. Enlaza la actual dictadura de los llamados "mercados", actores de la opresión del capital sobre las sociedades y el movimiento 15-M. En un soberbio análisis, destaca al movimientos de indignados como la punta de iceberg del desencanto general que existe en nuestra sociedad. Esa es la realidad y la lectura del desencanto del pueblo con las formaciones de izquierda, donde el ciudadano no acepta que se tenga que resolver la crisis económica sociabilizando las pérdidas que los bancos han contraído por la irresponsabilidad de sus ejecutivos, que son los que nunca pierden. Los ciudadanos no aceptamos que esos llamados "mercados" impongan políticas donde sean los trabajadores los que tengan que renunciar a la sanidad pública gratuita, a la educación pública, a las pensiones, al derecho al descanso....¿Qúe quieren los "mercados" que volvamos a las condiciones de vida de hace 100 años como dice el autor en su artículo?¿Por qué las fuerzas de izquierda se ponen a los pies de los dictados de este sistema aplicando medidas que se están comprobando que no funcionan para crear el tan necesitado empleo? Por muy poco que uno sepa de economía, comprende que si los ciudadanos no tienen dinero, no tienen un trabajo seguro, no se lanzarán a la compra de ningún bien, lo cual hará que los productos no se vendan. Con este argumento podemos concluir que los empresarios, por muy barata que sea la mano de obra y por muy flexible que sea el mercado laboral no contratarán. Con las medidas que se llevan puestas en casi todos los paises, el denominador común es que al ciudadano le queda cada vez menos dinero y se siente inseguro en su puesto de trabajo, con lo cual no hace gastos, no se venden los productos y nuestra economía queda muerta, con empresarios cada vez más castigados y con unos gobiernos que no puede desatender a los millones de familia donde nadie trabaja. Ante esta situación que se va haciendo cada vez más insostenible sólo queda dos soluciones como propone el autor y con la que estoy completamente de acuerdo: o reformamos los sistemas financieros, es decir, refundamos el capitalismo haciéndolo un servicio público, a cargo de los Estados, o los organismos que los regulen o nos enfrentaremos a una nueva época en la que los ciudadanos indignados se subleven y se conviertan en movimientos revolucionarios. Y los partidos de izquierda deben de realizar su propia catarsis, deben de acomodarse a los tiempos actuales, deben surgir las voces disonantes que los hagan cambiar para representar la indignación, para evitar que se alejen del pueblo y para evitar la debacle de nuestra sociedad.
Isidoro

1 comentario:

Anónimo dijo...

ojalá todos los socialistas pensaran como tu y no como el alcalde que tiene este pueblo que para lo único que sirve es para buscar trabajos a los suyos........